viernes, 24 de septiembre de 2010

Apurando las últimas horas antes de partir dirección Santiago, los nervios y las dudas empiezan a hacer acto de presencia.

Ha sido una última semana algo intensa para intentar dejar listas varias cosas, ya fueran relacionadas con el propio camino u otras de índole personal. Y ahora, a escasas horas de emprender esta aventura y con todo listo, toca dejar la mente en blanco y empezar a disfrutar de mis vacaciones.

Ganas de dar los primeros pasos y conocer lugares, personas… o simplemente, dejarse llevar por la mente. Espero que 1.200 kilómetros, o los que realmente sean, den para buenos momentos y supongo que aunque no los quiera, también dará tiempo para los malos momentos. Éstos últimos encabezados por el desgaste físico que supone embarcarse en esta aventura y andar a diario una media de 40-45 kilómetros.

Desconozco si llegaré con el tiempo previsto, desconozco si realmente llegaré y desconozco los problemas que puedo encontrarme. Pero de esto se trata, de una aventura donde cada día será una sorpresa.

Esta noche, cena de amigos para brindar con cava.

Y mañana, a las 6 de la mañana, con Jordi y Martina empezaremos a andar hacía Montserrat, dónde nos despediremos y proseguiré mi marcha en solitario hacía Igualada, fin de la primera etapa.

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